Hace un tiempo te dimos unos tips sobre cómo actuar desde nuestro lugar de invididuos en el cuidado del medioambiente. Entre ellos, se encontraba la separación de basura y el reciclado de plásticos.
La contaminación por plásticos es uno de los problemas ambientales que más aumentó, generando grandes y graves consecuencias: daña especies y hábitats marinos muy valiosos, y causa importantes impactos económicos al afectar la seguridad de la pesca, el turismo y la navegación.
Según la última evaluación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) desde el inicio de la invasión de los plásticos, a partir de 1950, se han generado 6.300 millones de toneladas de plástico de las que casi el 80% no fue gestionado de forma adecuada.
Por año, un promedio de 8 millones de toneladas de plástico terminan en el océano. Si esta tendencia no cambia, para el 2025 nuestros océanos van a tener 1 tonelada de plástico por cada 3 de pescado.
De algo que no se habla tanto es de la contaminación de plásticos en tierra: se estima que la contaminación terrestre por microplásticos es de 4 a 23 veces más alta que la marina.
Estas cifras, sin duda, requieren un cambio radical en la gestión de los desechos plásticos. La empresa española Recover se encuentra desarrollando un plan para degradar los residuos a partir de cócteles de insectos, gusanos y microbios.
Se trata de un proyecto que ya fue probado en laboratorio y afirma, en este contexto, haber reducido en un 20% los plásticos no reciclables, convirtiéndolos en bioproductos o, directamente, eliminándolos del suelo.
María José López, microbióloga de la Universidad de Almería y coordina el proyecto explica “Los insectos y las lombrices, con los microorganismos de sus sistemas digestivos y las enzimas que producen, actúan de forma colaborativa, transforman buena parte de esos plásticos en componentes de los que vamos a extraer quitina, un ingrediente para plásticos biodegradables”.
Si bien el proyecto financiado por la Unión Europea desde 2020 es interesante y nos hace pensar en la tecnología como una aliada en la lucha contra la contaminación, es indispensable repensar nuestros propios hábitos de consumo: no te olvides, cambiar el mundo empieza por ti.