Luego de una suspensión en 2020 por las restricciones que impuso la pandemia de Covid 19, este año Chaco retoma la tradición de la Bienal Internacional de Escultura que, como siempre, tiene lugar durante las vacaciones de invierno en las 14 hectáreas del predio ubicado en el parque 2 de Febrero de la ciudad de Resistencia.
La Bienal Internacional de Escultura es una manifestación de arte contemporáneo que reúne a artistas y público en un mismo espacio, y cuya convocatoria es verdaderamente masiva y diversa, desde el punto de vista social, geográfico y etario.
La excepcionalidad de la bienal chaqueña es que se trata de una competencia escultórica que se desarrolla ante la mirada del público en un predio junto al Río Negro donde 10 artistas de nivel internacional compiten en igualdad de condiciones y con el mismo material y temática, esculpiendo su obra en el plazo de tiempo fijado: los 7 días de esa semana, en un espacio común e interactuando con los visitantes, que pueden dialogar con ellos, preguntar, aprender y, finalmente, votar, ya que, además del premio del jurado de expertos, hay un premio del público.
La Bienal Internacional de Escultura de Resistencia está catalogada entre las tres mejores bienales del mundo bajo la característica de competencia a cielo abierto, pero ésta tiene un aspecto peculiar, dado que las esculturas creadas in situ por los artistas quedan luego instaladas en veredas y plazas de la ciudad. Esto se inscribe en una tradición histórica de Resistencia, bautizada como Capital Nacional de las Esculturas, que es previa a la Bienal, y que surgió por iniciativa de un grupo de vecinos -los creadores y animadores del Fogón de los Arrieros, una suerte de club, café-concert, museo y centro cultural- que promovieron la instalación de esculturas a través de su compra por vecinos que, a cambio de donarlas a la ciudad, podían instalarlas en sus veredas. Con este original sistema de mecenazgo, las calles de Resistencia se fueron llenando de obras de arte.
En 1988 surgió la idea del concurso de esculturas, que primero fue nacional y se llevaba a cabo en la plaza central de Resistencia, y luego fue creciendo hasta volverse internacional y obtener un predio propio. La Bienal acrecentó aun más el acervo escultórico de Resistencia, con 650 piezas en sus veredas y parques (de las cuales más de 500 son producto de los concursos de esculturas).
Esta será la XIIa edición internacional de la Bienal, y la primera “huérfana” de su creador, el escultor Fabriciano Gómez, que falleció en 2021. El concurso es su creación y su legado y su nombre quedará para siempre asociado a la Bienal.
Como decía Fabriciano Gómez en 2018, en declaraciones a Infobae, “esto es una escuela, hay más de 640 obras en la calle y la gente no las toca, no las daña; hay incluso pequeñas obras en cerámica, pequeños bronces”.
En efecto, el vandalismo es prácticamente nulo, en una ciudad en la que las esculturas abundan y están al alcance de todos.
La selección para participar de la Bienal es bien competitiva: a partir de los más de 200 inscriptos iniciales se hace una selección de 50 artistas que deben enviar un dossier y un bosquejo de su proyecto escultórico. Esas candidaturas son revisadas por un comité de tres escultores extranjeros que los califican. En función de eso, los organizadores seleccionan 10 participantes y dos suplentes por si alguno cancela a último momento.
Este año, los participantes son originarios de Albania, Alemania, México, Corea del Sur, Eslovenia, Georgia, Rumania, Turquía, Ucrania y Argentina, que siempre está representada por ser el país anfitrión. El participante local es Juan Pablo Marturano, un escultor consagrado, doctor en Artes formado en Japón y en Italia, y Gran Premio del Salón Nacional de Artes Visuales (Escultura, 2017).
El jurado estará compuesto por León Saavedra Geuer, de Bolivia, Francisco Gazitua, de Chile y Todor Todorov, de Bulgaria.
Este año, el material será mármol travertino extraído de las canteras de San Juan. Cada participante trabajará con un bloque de 1,50 x 0,60 x 0,60.
El crecimiento de esta manifestación artística ha hecho que, con cada edición, se hayan ido sumando actividades paralelas al certamen central.
“Alrededor de la competencia internacional, como rayos de esta rueda, se dispara una oferta extraordinaria de eventos, propuestas, actividades, de todo tipo y carácter que le dan esa sustancia, esa personalidad percibida invariablemente por los ojos del afuera: ‘la Bienal del Chaco es única’ “, explica orgulloso José Sebastián Eidman, sucesor de Fabriciano Gómez como presidente de la Fundación Urunday, entidad encargada de la organización de la Bienal. ”Si imaginamos a la bienal como una rueda, el buje es la competencia internacional con 10 artistas que vienen a ejecutar su escultura a cielo abierto. Obras que pasarán al espacio público, democratizando la belleza y el arte y jerarquizando a la ciudad de Resistencia”.
En esta edición de la Bienal habrá un Concurso de Escultura para Estudiantes de Artes, tendrá lugar el III Congreso Internacional de Artes, el II Seminario de Arte, Derecho, Patrimonio y Urbanismo y el IV Festival Filarmónico Juvenil, entre otros. Una novedad de este año será el Primer Congreso Internacional de Derecho del Arte. A esto se suman talleres, conferencias, espectáculos, muestras de arte, feria de artesanía y diseño y gastronomía regional.
Todas las actividades de la Bienal son de acceso libre y gratuito.
El Premio Desafío “Hierros Líder”, el concurso para estudiantes avanzados de Artes, ya es un clásico de la bienal y genera una gran convocatoria en las academias y facultades de arte del país. El desafío consiste en la realización de una escultura en un lapso de 48 horas continuadas. En este caso la competencia no es individual sino en equipos de 3 integrantes y se trabaja sobre madera dura o semidura.
El desafío les permite además a estos jóvenes vivir una bienal internacional, de la cual algún día posiblemente serán participantes, vincularse y aprender de grandes escultores consagrados de todo el mundo.
El público que asiste, desde todo el país, pero especialmente de las provincias vecinas a Chaco, no sólo es muy numeroso sino que tiene experiencia, ya que la Bienal genera fidelidad, y es por lo tanto muy participativo y generoso con los concursantes.
La Bienal de Chaco es un acontecimiento único en su género en el país, que no tiene una difusión a la altura de su calidad -no por falla de sus organizadores, sino por la macrocefalia que nos caracteriza.
Finalmente, dado el momento del año en que se realiza -siempre en julio-, esta bienal que une arte, espectáculos y esparcimiento es una excelente opción para las vacaciones familiares. El invierno chaqueño, además, es benigno y soleado.