Esta especie vivió en la Tierra hace aproximadamente 150 millones de años, durante el período Jurásico Superior.
Un equipo de científicos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel – Dinópolis descubrió un fragmento de cráneo de estegosaurio en el municipio de Riodeva, España. El hallazgo aporta valiosa información sobre la evolución de los dinosaurios y abre nuevas líneas de investigación en el campo de la paleontología.
El fósil pertenece a la especie Dacentrurus armatus, que data del Jurásico Superior, hace aproximadamente 150 millones de años. El estudio publicado por la revista Vertebrate Zoology demostró que el fragmento encontrado es de los mejores conservados en Europa.
El cráneo del estegosaurio fue desenterrado en el yacimiento Están de Colón mientras se realizaban excavaciones paleontológicas.
“El estudio detallado de este excepcional fósil nos ha permitido desvelar aspectos hasta ahora desconocidos sobre la anatomía de Dacentrurus armatus, el estegosaurio europeo por excelencia”, explicó Sergio Sánchez Fenollosa, investigador de Dinópolis y coautor del estudio.
Este descubrimiento fue importante porque los cráneos de dinosaurios suelen estar formados por huesos muy frágiles, lo que hace difícil encontrar ejemplares bien conservados. Gracias al buen estado del fragmento hallado, los investigadores pudieron proponer una nueva hipótesis sobre la evolución de estos animales y definir un nuevo grupo llamado Neostegosauria, que incluye estegosaurios de evolución más tardía que vivieron en distintas partes del mundo durante el Jurásico y el Cretácico.
Qué eran los estegosaurios
Los estegosaurios eran herbívoros reconocibles por sus placas óseas alineadas a lo largo de su espalda hasta su cola, que a su vez estaba equipada con picos para defenderse de los depredadores.
Estos ejemplares podían alcanzar hasta 9 metros de largo y pesar alrededor de cinco toneladas. A pesar de su magnitud, su cerebro era del tamaño de una nuez, razón que llevó a los científicos a debatir sobre su inteligencia y comportamiento.
Se alimentaba principalmente de plantas bajas, gracias a su hocico estrecho y sus dientes en forma de hoja, ideales para desgarrar vegetación. Su dieta incluía helechos, cícadas y coníferas, que eran abundantes en su hábitat.