Cada 18 de febrero se intenta visibilizar y concientizar mundialmente sobre el Síndrome de Asperger, esta condición que desarrollan ciertas personas y que le dificulta la interacción y comunicación con otros.
Más de 44 millones de personas alrededor del mundo conviven con esta condición pero aún más, con el desconocimiento y estigmatización. El Asperger no es una enfermedad ¿De qué se trata entonces?
Se trata de una condición del espectro autista, incorporada desde el 2013. Es una condición del neurodesarrollo de origen neurobiológico que supone una dificultad para comprender el mundo de lo social, sus códigos y sutilezas.
Una de las principales características de las personas con Asperger es la rigidez que expresan a la hora de realizar rutinas. Se apegan a ellas y a aspectos familiares conocidos, siendo lo inesperado o lo no planeado un sinónimo de crisis.
Otras de las características de las personas con este síndrome es la habilidad de entablar conversaciones sobre temas muy específicos sin dimensionar el interés o no del interlocutor.
De acuerdo con la doctora Silvia Panighini, jefa del Sector de Psiquiatría Infantojuvenil de Fleni en Argentina:
“Las manifestaciones del síndrome de Asperger son muy diferentes en cada persona, pero el eje central de las dificultades se encuentra en la comunicación y en las relaciones sociales”.
Esto no quiere decir que no les guste hacer amigos. En general por su incomprensión de las mecánicas de socialización común, insisten y fallan lo que les provoca dolor y enojo y lo que se manifiesta con frecuencia en desbordes y reacciones explosivas
Por eso es importante cuando se diagnostica a una persona con este espectro autisma acompañarlo y acompañar también a su familia. Se debe reconocer la importancia del entorno de aquellos que conviven con Asperger.
El círculo íntimo de personas con esta condición suele atravesar altos grados de cansancio y estrés por lo que significa el apoyo en la cotidianeidad a alguien neuro-típicamente diferente.
Hablar de Asperger ayuda a desestigmatizar el Síndrome, a disminuir los casos de discriminación por desconocimiento, a apoyar a quienes lo padecen y a desarrollan herramientas personales y plurales, en las que se involucra la persona en cuestión, su entorno, los sistemas educativos y también el Estado.