El dato es estremecedor y da cuenta de la noche de locura en la fiesta clandestina de Lanús que el 19 de septiembre pasado terminó con el crimen de un joven papá de dos niños. Es que en el fallo donde se le dictó la prisión preventiva a Brisa Ayelén Acebey (19), una de las mellizas presa por el asesinato y ex jugadora de San Lorenzo, se revelaron detalles de lo que sucedió y quedó claro que la detenida, antes de cometer el homicidio, le había gatillado a otros dos jóvenes. Ninguno de esos dos tiros salieron. El tercero sí y fue directo a la cara de Dylan Robledo (20).
Un mes después de la detención de Brisa Ayelén Acebey, el juez Esteban Pablo Baccini, a cargo del Juzgado de Garantías N°4 de Avellaneda-Lanús, convalidó la prisión preventiva para la acusada que estuvo prófuga durante 235 días. Quedó presa por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” de Dylan.
En el fallo, que el magistrado decretó sobre la imputada una “inhibición general de bienes en la suma de diez mil pesos, a fin de asegurar el pago de las costas y los gastos del proceso”.
La investigación realizada por el fiscal Martín Rodríguez, titular de la UFI Nº6 de Avellaneda-Lanús, puso de manifiesto que el 19 de septiembre de 2021 la imputada asistió a una fiesta con un revólver y mató a Dylan, papá de dos nenes de 1 y 5 años, respectivamente.
También detalló que, antes de dispararle a Dylan, la ex integrante del equipo de fútbol femenino de San Lorenzo, las “Santitas de Boedo”, le gatilló a otras dos personas. “Lo hacía desde muy cerca sin decir nada. Creo que la gente le tenía miedo”, dijo uno de los testigos en su declaración.
De los testimonios recabados por el fiscal Rodríguez se desprende que el día de la fiesta Acebey estaba alcoholizada y bailaba y cantaba con el arma en la mano. Aún así, la joven estaba consciente. “Hablaba y respondía. Se podía dialogar con ella”, coincidieron, al menos, cuatro de los allí presentes.
El asesinato de Dylan ocurrió “hacia el final de la fiesta”, cerca de las 10 del domingo 19 de septiembre. “Hasta que Brisa sacó el arma, todo estaba tranquilo. Todos jodíamos, bailábamos y tomábamos”, dijo uno de los testigos que presenció el crimen.
Según se pudo reconstruir, cuando comenzó a “revolear” el arma, la imputada primero le apuntó al DJ en la zona del estómago y, después, a un amigo de Dylan. Ambos le llamaron la atención. “Le pedí que se alejara de mí”, le dijo uno. El otro, de acuerdo a lo referido en su declaración, la insultó y luego comenzó a forcejear para sacarle el revólver.
Acebey hizo caso omiso y continuó “jodiendo” -en base al fallo de la preventiva- con el arma, hasta que se paró enfrente de Dylan, le apuntó y gatilló como lo había hecho previamente.
“La primera vez él la enfrentó y se colocó frente contra frente. Ahí fue cuando ella le disparó en el rostro. El disparo fue a centímetros de distancia ya que, prácticamente, el arma estaba pegada a la cara”, dijo el testigo del crimen.
La autopsia reveló que la causa de muerte de Dylan fue un paro cardiorrespiratorio traumático “siendo la causa originaria un traumatismo cráneo encefálico secundario al paso de un proyectil que ingresó por la mejilla derecha”. Los peritos describieron la dirección del disparo “de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba y de adelante hacia atrás”. Además, indicaron que había signos de “ahumamiento y quemadura” en el orificio de entrada por lo que se estima que “el disparo se efectuó cercano al contacto”.
Tras el disparo, Dylan se desplomó. Los testigos coincidieron en que, al escuchar el estruendo, hubo gritos y, enseguida, muchos comenzaron a huir del lugar. Uno de ellos mencionó que, al ver al joven tendido en el suelo, Acebey gritó: “Qué hice, qué hice”, y dejó caer el arma. Luego, abrió la puerta y huyó junto a su hermana melliza, Priscila.
La imputada pasó 235 días prófuga. Se entregó el pasado 11 de mayo a la mañana, 24 horas después del pedido de recompensa emitido por el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires.
En su declaración, Acebey negó haber estado prófuga y aseguró que durante estos ocho meses siempre estuvo en su casa. Además, sostuvo que el arma no era de ella sino de otra persona y que, previo a entregársela, “la habría descargado”. Por último, señaló que “el disparo se habría efectuado accidentalmente mientras bailaba”.
Para el juez Baccini esa versión “no alcanza a desvirtuar el plexo cargoso reunido en la investigación”. Por eso, el magistrado resolvió convertir en prisión preventiva la actual detención de la imputada que, por estos días, será trasladada a una dependencia del Servicio Penitenciario Bonaerense.