Lejos de caer en probables lugares comunes, el documental guionado por el mismo actor repasa su vida y carrera, acosadas por el Mal de Parkinson.
Impresiona ver a este muchacho definitivamente simpático sacudido por espasmos incontrolables, que parecerían choques eléctricos. Más impresiona verlo caminar, algo que no puede hacer si no es en compañía de un asistente, y que hace a los saltos y tropezones (algo que le ha producido varios accidentes, incluido uno en el que estuvieron a punto de amputarle un dedo). Still, un título que juega con dos acepciones de la palabra (“quieto”, que es como Fox ya no puede estar, y “todavía”, adverbio de la resiliencia), tiene como eje una entrevista al actor, que habla de frente a cámara. La película dirigida por Davis Guggenheim (entre cuyos trabajos se halla La verdad incómoda, el documental ¿de autopromoción” de Al Gore) narra a grandes saltos lo más significativo de la carrera del actor, así como grabaciones en directo de su presente.
Aunque se inicia con la infancia (reconstruida con actores) del protagonista, Still no responde exactamente al género conocido como biopic, que sigue la vida de un famoso como quien sigue una línea de puntos. Ayudado por un estilo visual y un montaje tan dinámicos como Fox solía mostrarse en cámara (lo cual es mucho decir), Guggenheim rompe esa línea, ofreciendo registros variados (grabaciones de video, 35 mm, digital), y, sobre todo (es posiblemente lo más llamativo del documental) asombrosas coincidencias entre las series protagonizadas por Fox y los hechos de su vida real. Tan asombrosas, que si no se supiera que se trata de grabaciones reales, se pensaría que son producto de un virtuoso trabajo de fotomontaje.
El protagonista no pide caridad sino empatía. Exhibe un optimismo a toda prueba (recuerda al mostrado en sendos documentales por el crítico de cine Roger Ebert y Val Kilmer, que también sufrieron o sufren de enfermedades incurables). Fox reconoce su alcoholismo y su adicción a las pastillas de dopamina, que le ayudan a capear un poco el temporal del Parkinson. Así como –como corresponde a todo actor- su disociación de identidad entre el yo y la máscara. Aunque tenga la expresión facial paralizada, algo propio de una determinada fase de la enfermedad, Fox sabe que aún puede ser simpático, y lo usa. Al fin y al cabo se está mostrando en cámara, que es lo que hizo toda su vida. El documental es sin duda, y como le gusta al público estadounidense, “inspirador”, por la fe y la valentía con que Fox encara su situación. Pero por una vez, y aunque esta corriente de films suela dar obras babeantes de compasión, inspirador no suena a mala palabra.
STILL – 7 PUNTOS
EE.UU., 2023
Dirección: Davis Guggenheim
Guion: Michael J. Fox
Estreno en Star+