En 1994, la sociedad estadounidense se estremeció en cuanto una joven de 23 años salió a los medios a pedir información por Michael, de 3 años, y Alex, de 14 meses, quienes supuestamente habían sido secuestrados por un ladrón. Sin embargo, unos días después, se dio a conocer los detalles de un atroz crimen.
A fines de octubre de 1994, una joven estadounidense de 23 años llamada Susan Smith llamó a la policía para denunciar que sus dos hijos habían sido secuestrados por un hombre durante un robo en el que se llevó su auto en la ciudad de Union, en Carolina del Sur.
Poco tiempo después, la foto de Michael, de 3 años, y Alex, de 14 meses, apareció en movilizaciones y vigilias que se realizaron en varios puntos del país. En medio de la angustia, la madre y su exmarido también salieron en los medios para pedir por su inmediata aparición.
Sin embargo, nueve días después, el caso dio un giro de 180 grados cuando Smith confesó ante las autoridades que había asesinado a sus hijos. Según su testimonio, esa noche, dejó que su auto se hundiera en un lago cercano con los chicos en el interior para que se ahogaran.
Durante la investigación, la fiscalía determinó que la mujer había matado a los nenes debido a una relación con un hombre millonario que la había dejado porque él no quería ser padre.
Susan Leigh Vaughan Smith nació el 26 de septiembre de 1971 en la ciudad de Union, en Carolina del Sur, Estados Unidos. A los trece años, sufrió una de las pérdidas que más la marcó en su vida y que dio inicio a una grave depresión: su padre se suicidó.
Poco tiempo después, su madre se casó con otro hombre llamado Beverly Russell, quien empezó a abusar sexualmente de su hijastra a los 16 años. Tras el asesinato de los hijos de Smith, se descubrió que Russell la había atacado hasta seis meses antes del crimen.
Durante su adolescencia, Susan vivió varios episodios traumáticos: además del horror que vivía con su padrastro, se involucró en relaciones con hombres mayores y hasta intentó suicidarse en una ocasión.
Luego de terminar la secundaria en 1989, Smith volvió a intentar quitarse la vida después de terminar un vínculo que mantenía con un hombre casado. Sin embargo, al poco tiempo, conoció a David Smith, un joven con el que se casó cuando tenía 19 años y con quien tuvo dos hijos, Michael y Alex.
Desde el principio, el matrimonio de David y Susan fue conflictivo, ya que tenían problemas de infidelidad por parte de ambos. Pero todo cambió cuando ella conoció a Tom Findlay, un hombre millonario y el dueño de la empresa en la que trabajaba, con quien al poco tiempo inició una relación más seria.
Durante unos meses, Findlay y Smith salieron en secreto e incluso llegaron a considerar convertirse en una pareja oficial. En este período, Susan se divorció de David y comenzó a apostar por su nuevo vínculo.
Sin embargo, Tom decidió no verla más por un motivo que para ella era irremediable. En una carta, le expresó que no tenía el deseo de convertirse en padre, por lo que no podía proyectar una vida con ella por la presencia de Michael y Axel. De esta manera, ambos dejaron de verse.
Fue así cómo en la noche del 25 de octubre de 1994, Susan subió a sus dos hijos a su auto y manejó hasta el lago John D. Long, en Carolina del Sur. Allí, avanzó hacia la orilla y llevó a cabo un plan macabro: ató a los chicos al asiento trasero y empujó el vehículo hasta que quedó bajo el agua, lo cual provocó que las víctimas murieran ahogadas.
Más tarde, llamó a la policía para denunciar que un hombre afroamericano los había asaltado mientras estaban en un semáforo. Según esta versión, el delincuente la hizo bajar del coche y se dio a la fuga con los dos nenes a bordo.
Inmediatamente, se desplegó un operativo de búsqueda a nivel nacional y ella, junto a su exmarido, salieron en los medios a pedir que devolvieran a sus hijos sanos y salvos. “No tuve nada que ver con el secuestro de mis hijos. Quienquiera que haya hecho esto es una persona enferma y emocionalmente inestable”, dijo en una entrevista para CBS This Morning.
Tras nueve días, Susan Smith confesó ante la policía que había asesinado a sus hijos y señaló la ubicación de los cuerpos. “Cuando sacaron el auto y en esos dos asientos estaban los dos preciosos niños que habían estado en el agua durante nueve días… vi a hombres y mujeres de las fuerzas del orden llorando”, relató el fiscal Tommy Pope, quien estuvo a cargo de la investigación del caso.
La joven de 23 años fue detenida y estuvo en prisión preventiva hasta el año siguiente, cuando inició el juicio. Durante las audiencias, la fiscalía se encargó de demostrar que Smith había matado a Michael y a Axel para poder mantener la relación con Tom Findley, ya que él no quería tener hijos.
A pesar de que los abogados de Susan argumentaron que ella había sido víctima de una agresión sexual por parte de su padrastro y que eso le generó una crisis nerviosa antes de matar a sus hijos, los jueces la declararon culpable de homicidio. Por el crimen, Smith recibió una sentencia de cadena perpetua, aunque los fiscales habían pedido la pena de muerte.
En los años siguientes, la mujer, que hoy tiene 53 años y sigue presa, fue trasladada a varias prisiones debido a su mal comportamiento: desde involucrarse sexualmente con guardias de seguridad hasta consumir drogas en su celda.
Pese a su confesión y a las acusaciones de todo un país que la tildó como “la peor madre de la historia”, Susan envió una carta al diario The State de Carolina del Sur en donde defendió su postura. “Esa noche algo salió muy mal. No fui yo misma. Era una buena madre y amaba a mis hijos. No hubo motivo alguno, ni siquiera fue un hecho planificado. No estaba en mi sano juicio y no soy el monstruo que la sociedad cree que soy”.
