El país debe actuar ahora, no solo para evitar el desempleo tecnológico masivo, sino para asegurar que cada trabajador tenga las herramientas y habilidades para triunfar en el nuevo paradigma laboral
A medida que el mundo avanza hacia una era cada vez más digital y automatizada, las preguntas sobre el futuro del trabajo en Argentina se tornan ineludibles. En un país con profundos desafíos económicos y sociales, y un mercado laboral que se transforma rápidamente, la llegada de la inteligencia artificial (IA) y la automatización presenta tanto amenazas como oportunidades. ¿Está Argentina preparada para enfrentar estos cambios? ¿Cómo pueden aprovecharse estas tecnologías para fomentar un crecimiento inclusivo, equitativo y sostenible?
El desafío de la automatización
Si miramos el caso del Reino Unido, donde más del 70% de las empresas que han adoptado IA en sectores como manufactura y finanzas reportan la necesidad de reentrenar a sus empleados, notamos que el impacto de la automatización no es uniforme. Los sectores de baja calificación son los más expuestos a los efectos de la automatización, donde trabajos repetitivos y manuales están siendo rápidamente reemplazados por máquinas y algoritmos. En Argentina, estos cambios aún son incipientes, pero empiezan a tener un impacto en sectores como el comercio, los servicios y, recientemente, la agroindustria.
En un país con profundos desafíos económicos y sociales, y un mercado laboral que se transforma rápidamente, la llegada de la inteligencia artificial (IA) y la automatización presenta tanto amenazas como oportunidades
El desafío para nuestro país no radica solo en la adopción de nuevas tecnologías, sino en la capacidad de reentrenar a una fuerza laboral diversa y, en muchos casos, insuficientemente capacitada para enfrentar las demandas de la nueva economía digital. Mientras que en países como Estonia, donde la educación digital es prioritaria y se han lanzado programas nacionales de formación en IA para empleados públicos y privados, en Argentina nos encontramos con una brecha significativa en la inversión en capacitación tecnológica.
El futuro del empleo: ¿qué trabajos desaparecerán?
Según el Foro Económico Mundial, el 65% de los niños que hoy ingresan a la escuela primaria trabajarán en empleos que todavía no existen. Argentina tiene la oportunidad de prepararse para este futuro incierto, pero primero debe reformar su sistema educativo y sus políticas laborales. El gobierno y las empresas deben trabajar en conjunto para desarrollar programas de capacitación que no solo aborden las habilidades técnicas, sino también las habilidades blandas, como la resolución de problemas, la creatividad y la capacidad de adaptación.
En este sentido, los programas de reentrenamiento y reciclaje de habilidades serán clave para asegurar que los trabajadores que hoy se desempeñan en sectores vulnerables a la automatización puedan hacer la transición a empleos más resilientes. Pero aquí radica el desafío: la inversión en educación y capacitación es insuficiente, y la falta de coordinación entre el sector público y privado impide que estas iniciativas alcancen el impacto necesario.
Modelos internacionales de referencia
Iniciativas como el “National Retraining Scheme” en el Reino Unido han logrado avances significativos en la reconversión de trabajadores hacia sectores tecnológicos y de alta demanda. Este programa, que incluye alianzas entre universidades, gobierno y empresas, ha permitido a miles de personas adquirir habilidades en áreas como la ciberseguridad y la programación, sectores que ya tienen una fuerte demanda a nivel global.
Según el Foro Económico Mundial, el 65% de los niños que hoy ingresan a la escuela primaria trabajarán en empleos que todavía no existen
Por otro lado, en Argentina aún no contamos con un programa de reentrenamiento a gran escala que aborde los desafíos del futuro del trabajo. Los esfuerzos actuales se concentran en programas sectoriales, que aunque valiosos, no alcanzan a cubrir la totalidad de las necesidades del mercado laboral. El desafío para los próximos 15-20 años será implementar un sistema educativo flexible y adaptativo que permita a los trabajadores y a los jóvenes estar a la altura de los cambios que ya están ocurriendo en otros países.
Hacia un futuro inclusivo y equitativo
Si bien los cambios en el mercado laboral son inevitables, Argentina tiene la oportunidad de aprovechar esta transformación para construir un futuro inclusivo y equitativo. La adopción de tecnologías de IA no debe significar el fin del empleo, sino la posibilidad de crear nuevas oportunidades de trabajo que hoy son impensables. Los sectores emergentes, como las energías renovables, la biotecnología y los servicios digitales, pueden convertirse en motores clave para el empleo, siempre que se invierta en la formación de la fuerza laboral adecuada.
El futuro del trabajo en Argentina está lleno de desafíos, pero no es un camino imposible
Pero para lograrlo, se necesita una visión a largo plazo. Las políticas públicas deben estar orientadas a garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su nivel socioeconómico, tengan acceso a la educación y formación necesarias para ser competitivos en la economía global. Además, las empresas deben asumir su responsabilidad en la creación de programas de capacitación y reciclaje que ayuden a sus empleados a adaptarse a las demandas del futuro del trabajo.
Conclusión: un camino lleno de desafíos, pero no imposible
El futuro del trabajo en Argentina está lleno de desafíos, pero no es un camino imposible. Países como Estonia, Reino Unido y otros han demostrado que, con la combinación adecuada de políticas públicas, inversión en tecnología y un enfoque centrado en las personas, es posible aprovechar el poder de la IA y la automatización para crear empleos más resilientes y de mayor calidad.
Argentina debe actuar ahora, no solo para evitar el desempleo tecnológico masivo, sino para asegurar que cada trabajador tenga las herramientas y habilidades para triunfar en el nuevo paradigma laboral. Esto requiere un enfoque colaborativo entre el sector público, el privado y las instituciones educativas, para garantizar que nadie se quede atrás en la transformación digital que ya está en marcha.